El Último Hombre es una novela de corte futurista y apocalíptica que cuenta la historia de quien sería el último sobreviviente después de que una plaga arrasara con prácticamente toda la humanidad allá por el año 2090. El título de esta novela, en nuestros tiempos, podría considerarse como un "Spoiler" ya que nos adelanta lo que va a pasar con la población mundial. Sin embargo la historia no se trata de adivinar quien de todos los personajes va a sobrevivir, sino del proceso, desde antes y durante la plaga hasta que no queda sino un puñado de personas. Por un lado este proceso esta descrito en términos políticos y sociales, y nos muestra una Inglaterra recientemente convertida en República pero en donde las costumbres y el poder de la aristocracia todavía están vivos. Por otro lado la novela nos narra este proceso desde el punto de vista de un hombre inglés, que nacido en la más absoluta pobreza, llega luego a disfrutar de las riquezas de la nobleza y de los placeres de la intelectualidad. A través de los ojos de este hombre Shelley nos muestra todo el espectro de emociones humanas concebible: odio, frustración, abandono, alegría, tristeza, amor, amistad, soledad, etc. La novela cuenta la vida de Lionel Verney, desde su nacimiento, su infancia y juventud sumida en la pobreza hasta que conoce a Adrián, (quien hubiera sido) heredero de la corona inglesa (que ya no existe), pero que todavía conserva la riqueza y el respeto de la clase noble. Adrián rescata a Lionel y a su hermana Perdita y los lleva a vivir a Windsor, les da educación y los rodea de lujos. Lionel se enamora de Idris, la hermana de Adrián, y Perdita se enamora de Lord Raymond, un noble cercano a la familia. Ambos se casan y con sus familias llevan vidas tranquilas, rodeadas de los lujos de Windsor pero alejadas de los revuelos y conflictos políticos de Londres. Después de algunos años de una vida plácida todo cambia por un error de Lord Raymond y otros sucesos políticos. Poco la vida de Lionel y los que lo rodean va pasando de calmada a agitada, pasan conflictos políticos, guerras y finalmente la muy temida plaga.
Opinión: este es un libro muy ambicioso que casi logró su cometido. Para empezar la prosa de Mary Shelley es belleza pura. No me explico como pudo crear tantas oraciones y párrafos que suenan a poesía o a música, o a los dos juntos. La trama es muy compleja, nos mete en un supuesto futuro apocalíptico, pero que sin lugar a dudas es reflejo de la Inglaterra en la que Shelley vivió. Un aspecto del libro que me causó un poco de gracia es que a pesar de ser una historia futurista Mary Shelley hace muy poco esfuerzo en dar señales de progreso económico, social o tecnológico. Por ejemplo, la gente sigue transportandose con caballos y carrozas, la gente sigue escribiendo cartas en papel, el rol de la mujer a finales del siglo 21 ha progresado poco o nada desde los 1800s y lo mismo pasa con las clases sociales habiendo una brecha enorme entre la trabajadora y la aristócrata.
El texto tiene muchas referencias literarias, algunas explícitas en forma de citas como por ejemplo a Shakespeare y a Calderón de la Barca, otra nombrando a personajes de las mitologías griega y romana (y quien sabe alguna otra que no capté). Siento que esto hace la narrativa muy profunda con mensajes que van más allá de una simple historia apocalíptica. Sin embargo debido a mi poca experiencia lectora en esas áreas creo que me perdí de mucho. En cuestión de personajes creo que todos los personajes principales, llámese, Lionel, Idris, Adrian, Lord Raymond, Perdita, e incluso la ex-reina, madre de Idris y Adrián, están muy bien desarrollados. De entre todos ellos, me quedo con Perdita y Lionel como los más humanos, los que llegan a los extremos más oscuros y más vibrantes de las emociones y quizás los que más emociones le causan al lector.
Como buen clásico gótico del siglo 19, el Último Hombre está cargado de descripciones. Descripciones de paisajes y ciudades, de personas, especialmente de expresiones faciales, y sobretodo de descripciones de sentimientos y emociones. La capacidad de Shelley de describir cualquier cosa es suprema, y me sorprende el vocabulario ilimitado, y el arte que tiene para juntar palabras para que suenen a música. Sin embargo creo que en varios pasajes a la autora se le fue la mano. Hay páginas y páginas describiendo carruseles de emociones, que suben y bajan y que parecen un círculo vicioso, y que parecen interminables y que yo deseaba que se acaben.
Mi edición es ilustrada, en tapa dura de Folio Society con 426 páginas. El Último Hombre fue publicada por primera vez en 1826.

No comments:
Post a Comment